Paraíso de Abdulrazak Gurnah

La tertulia de este libro será el 11 de junio a las 20 h.

en la Biblioteca Pilar Barnés




Disponible en Libro y Audiolibro en eBiblio Murcia


La historia de Yusuf tiene lugar en el África oriental inmediatamente anterior a la Primera Guerra Mundial, es decir, en el momento exacto en que el complejo y tenso sistema social precolonial de la actual Tanzania (y Ruanda y Burundi) se desmoronaba ante la presencia de los primeros europeos en el territorio, los alemanes, que en la novela son una presencia mítica de quienes se dice que “comen hierro”, son imbatibles y van a hacerse con todo. Era ya una sociedad cosmopolita antes de la colonización, en la que árabes, indios y nativos africanos convivían en una compleja red de comercio, servidumbre, lenguas diversas, rencores y desprecios. Un crisol de culturas pero no el paraíso que promete el título del libro por más que Gurnah la describa con la sensualidad, los olores, los colores y las bellezas de quien nació allí antes de tener que huir a los 18 años cuando comenzaron a perseguir a la población árabe de su país.

Ese es el mundo en el que Yusuf tiene que crecer y tomar conciencia de que aquél al que llamaba su tío Aziz no es realmente su “tío” sino su “señor, un mercader implacable de sutiles olores y modales que ha enredado a su padre para conseguir un siervo.

Lo más extraño de leer Paraíso con ojos actuales es lo desesperantemente pasivo que es Yusuf hasta la última página, más todavía que el Ismael en Moby Dick un espectador de su propia vida. Incluso cuando deja de ser un niño parece que le importan más el jardín de su señor, el placer de una nueva historia o la belleza de una cascada que su libertad.
Yusuf es un esclavo pero él no se siente como tal y hasta muy al final no veremos un solo gesto de resistencia por su parte, ni mucho menos por la de su compañero de fatigas al servicio de Aziz. Incluso cuando uno de los dos es liberado de su condición decide permanecer sirviendo a su señor. Al mismo tiempo, Aziz es un personaje fascinante que trata siempre con extremada cortesía a sus sirvientes y al que nunca vemos ejercer la violencia.

Cuando Paraíso entra en sus páginas finales comprendemos con Yusuf el porqué de todo esto. La libertad no es algo que puedan darte o quitarte, sino una posición en una sociedad que no la cambia un título y si Aziz no ejerce la violencia es porque no la necesita, de él emana ese peligro y autoridad sin tener que alzar la voz. Igualmente el resto le obedece no porque él diga que son sus siervos, sino porque la sociedad se ha encargado de que no tengan otra forma de vida. Aun así Gurnah explora las alegrías, placeres y belleza que Yusuf encuentra en su camino, que se contraponen con las pocas posibilidades de actuación a su alcance.

Dice Gurnah que al comenzar Paraíso el “quería escribir sobre la Primera Guerra Mundial en el oeste de África” y que al pensar en cómo enfocar la idea comenzó a preguntarse cómo se llegó al momento en que los alemanes comenzaron a reclutar soldados nativos en la actual Tanzania. Y cómo pudo haber soldados voluntarios entre sus filas. Pero al tomar forma la historia todo esto se convirtió en un telón de fondo, omnipresente pero ajeno a la historia hasta que en la última página Yusuf toma una decisión inesperada, como en La montaña mágica, que rompe con toda esta red de servidumbres. Aunque fuera cambiando una forma de servidumbre por otra. Pero antes de tomar aquella decisión, el único acto real de su vida, Yusuf se tuvo que liberar de aquello que realmente le mantenía sometido.

Una de las cosas más fascinantes de leer a Gurnah consiste en su habilidad para recrear experiencias tan alejadas aparentemente de la vida actual. Hoy resulta casi imposible imaginar una vida sin internet, sin televisión, sin radio, basada exclusivamente en los relatos que circulan de boca a boca, pero hubo un tiempo en que los relatos eran tesoros y no se distinguía el mito de la realidad. Paraíso recrea como ninguna novela desde Las mil y una noches esa sensación de emoción en sus personajes antes de escuchar una nueva historia y cómo las atesoran. Y también el lado demoniaco de los relatos: cómo son las historias lo que forman su mundo y se lo constriñen. De nuevo, estamos ante un mundo bello y mítico, pero también cruel, y lleno de terrores, que impide cualquier posibilidad de acción.

Tal vez lo que empodera a Yusuf en la novela sea vivir una experiencia en primera persona y no a través de los relatos de terceros. Una gran parte de la novela narra la expedición de Azif, Yusuf y una caravana de transportistas contratados, siervos (ojo a la diferencia), capataces, guías y el mercader hacia el África profunda en busca de materias primas que venderán luego en la costa. Allí se encontrarán con las penurias de la jungla y con una tribu que estará apunto de poner fin a sus vidas.

Es algo así como El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad, una de las novelas de cabecera de Gurnah, pero en lugar del horror en el corazón de la selva encontramos la mixtura de paraíso y crueldad que dan la textura irónica y ambigua de toda la novela desde el título. En el corazón de la selva Yusuf encontrará la posibilidad de la muerte, el terror de arrastrarse sin un proyecto vital, el amor donde menos podía imaginarlo y un primer contacto con el poder de los europeos para romper con todos los lazos establecidos.




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